MOCOSOS
Pequeños mocosos.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]En estos meses otoñales, coincidiendo con el cambio de armario aparecen los primeros mocos y catarros en los pequeños de la casa. La pregunta que se formulan muchos padres es: ¿qué se puede hacer ante ello?
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/2"][vc_column_text]Lo primero de todo será comprender la enfermedad del niño, saber que la mucosidad en sí misma no es nociva, sino una barrera protectora que nos aísla de elementos patógenos y de irritantes. El problema viene cuando, en el contexto de una enfermedad, aumenta la producción de la mucosidad o disminuye la capacidad de aclararla, entonces es cuando ese moco se convierte en un problema, pudiendo llegar a dificultar la alimentación o el descanso de los pequeños. Mientras los mocos no sean un problema, el mejor tratamiento es el pañuelo.
[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width="1/2"][vc_single_image image="1179" img_size="large" label=""][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Las herramientas de las que vamos a disponer para combatir a los mocos van a ser variadas. Para empezar, el niño deberá estar bien hidratado, con lo que mejorará su sensación de malestar y aumentará la fluidez de la mucosidad. Además deberemos buscar la posición en la que se encuentre más cómodo, elevando el cabecero de la cuna o de la cama para optimizar la apertura de las vías respiratorias. En el caso de los lactantes, deberemos tener en cuenta que al tener la mucosidad dificultando la entrada de aire, las tomas al pecho serán más cortas, pues necesitarán parar de comer para poder respirar. Por tanto, veremos un fraccionamiento de las tomas, realizando tomas más breves pero demandando con más frecuencia. Los lavados nasales serán también una herramienta muy útil para conseguir el alivio de las molestias, para ello intentaremos realizarlos cuando se encuentre molesto o antes de comer o de dormir. Por último pero no por ello menos importante, en los niños con mucosidad persistente, con problemas de exceso de mucosidad o con dificultades para la eliminación del moco, la fisioterapia respiratoria realizada por profesionales con experiencia es una valiosísima arma que ayudará a despejar las vías respiratorias.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Cuando de enfermedades se trata, en medicamentos se piensa, y para un problema tan habitual como lo es la tos y la mucosidad, es de esperar que en pleno siglo XXI exista un amplio repertorio de medicación efectiva para un problema tan frecuente. En las farmacias encontraremos gran disponibilidad de muchos productos mucolíticos y antitusígenos destinados a eliminar el moco y a frenar la tos. Desde hace ya unos años dichos productos no se encuentran financiados y el motivo no es otro que no haber demostrado la eficacia necesaria. Lo mismo pasa con los productos homeopáticos, al ser analizados desde un punto de vista científico, no consiguen demostrar un beneficio en los pacientes.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]En los niños los catarros habitualmente se acompañan de fiebre y malestar, por lo que el paracetamol y el ibuprofeno pueden ser de gran utilidad para mejorar su bienestar.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]En cuanto al uso de antibióticos, cabe decir que no tendrán efecto beneficioso alguno sobre el niño acatarrado, debido a que el catarro está producido por virus, y a éstos no les afectan los antibióticos. En algunas ocasiones un proceso catarral puede complicarse y aparecer enfermedades bacterianas como otitis o neumonías. Cuando eso ocurre aparecen signos de alarma como fiebre persistente, dificultad para respirar o dolor de oído. En estos casos sí estará indicado el usar un antibiótico, pero siempre tras haber sido valorado por un pediatra.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]El catarro común suele durar unos días, resolviéndose solo, pero los padres y cuidadores deberán estar pendientes de las posibles complicaciones que pueden aparecer como consecuencia de la progresión de la infección o de la propia mucosidad. Deberemos consultar siempre que aparezcan signos de alarma como dificultad respiratoria (se le marcan las costillas al respirar, presenta respiración fatigada, rápida), fiebre persistente de más de dos días, tos y mucosidad que se prolonguen más allá de dos semanas, dolor o supuración de oídos, irritabilidad o falta de apetito (cuando comen la mitad o menos de lo que suelen comer) en los niños más pequeños. Ante alguno de estos signos, no dudéis en acudir a vuestro pediatra de confianza.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/2"][vc_column_text]Dr. Francisco J. Canals Candela
Pediatría y neumología InfantilUnidad Respiratoria de Centro Micos
[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width="1/2"][vc_btn title="Contacta con nosotros" color="violet" link="url:https%3A%2F%2Fcentromicos.com%2Fcontacto%2F|||"][/vc_column][/vc_row]